Tulipomanía holandesa |
Varios factores explican el origen de
la tulipomanía holandesa. Por un lado, el éxito de la Compañía
Holandesa de las Indias Orientales y la prosperidad comercial de
los Países Bajos, y por otro, el gusto por las flores,
especialmente las exóticas, que se convirtieron en objeto de
ostentación y símbolo de riqueza. A
su vez, y por razones que en aquel tiempo se desconocían, los
tulipanes cultivados en Holanda sufrían variaciones en su
apariencia, naciendo así los tulipanes multicolores, irrepetibles,
lo que aumentaba su exotismo y por tanto su precio. Hoy se sabe que
la causa de ese fenómeno era un parásito de la flor,
el pulgón, que transmite un virus a la planta
conocido como Tulip Breaking Potyvirus.
El tulipán fue introducido en los
Países Bajos en 1559, procedente de la actual Turquía. El suelo arenoso holandés, ganado
al mar, resultó ser el idóneo para el cultivo de la planta, y
el tulipán se extendió por todo el territorio.
En la década de los años
veinte del siglo XVII el precio del tulipán comenzó a crecer a gran
velocidad. Se conservan registros de ventas absurdas: lujosas
mansiones a cambio de un sólo bulbo, o flores vendidas a cambio del
salario de quince años de un artesano bien pagado. Los beneficios
llegaron al 500%. En 1636 se declaró una
epidemia de peste bubónica que diezmó a la población
holandesa. La falta de mano de obra multiplicó aún más los
precios, y se generó un irresistible mercado alcista. Tal fue la
fiebre, que se creó un mercado de futuros, a partir de bulbos
aún no recolectados. Pese a la prohibición, los negocios
de este tipo continuaron entre particulares. Los compradores
se endeudaban y se hipotecaban para adquirir las
flores, y llegó un momento en que ya no se intercambiaban bulbos
sino que se efectuaba una auténtica especulación financiera
mediante notas de crédito. Se publicaron extensos y bellos
catálogos de ventas, y los tulipanes entraron en la bolsa de valores.
Todas las clases sociales, desde la alta burguesía hasta
los artesanos, se vieron implicados en el fenómeno.
En 1637, el 5 de febrero, un
lote de 99 tulipanes de gran rareza se vendió por 90.000 florines:
fue la última gran venta de tulipanes. Al día siguiente se puso a
la venta un lote de medio kilo por 1.250 florines sin
encontrarse comprador. Entonces la burbuja estalló. Los precios
comenzaron a caer en picado y no hubo manera de recuperar
la inversión: todo el mundo vendía y nadie compraba. Se habían
comprometido enormes deudas para comprar flores que ahora no valían
nada. Las bancarrotas se sucedieron y golpearon a todas las
clases sociales. La falta de garantías de ese curioso mercado
financiero, la imposibilidad de hacer frente a los contratos y
el pánico llevaron a la economía holandesa a la quiebra.
Fuentes:
- Wikipedia
- Charles Mackay. «The Tulipomania». Memoirs of Extraordinary Popular Delusions and the Madness of Crowds.
- S. Phillips, 1986. «Tulip breaking potyvirus». Plant Viruses Online.
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